Empresas líderes comparten sus dolores en la gestión de la Experiencia del Cliente (CX). Analizamos el impacto en el Customer Experience y las oportunidades para mejorar.
Hace un mes decidimos dar un paso importante: cambiar nuestro perfil de cliente ideal de startups y medianas empresas a grandes corporaciones y empresas líderes en sus mercados. En este mes nos hemos reunido con empresas de Chile, Perú y México. Quiero compartir algunas de las experiencias y dolores que hemos identificado en este camino, sin mencionar nombres, pero sí profundizando en las situaciones que hemos encontrado.
En el sector inmobiliario, nos encontramos con una preocupación común: la necesidad de obtener feedback inmediato y genuino de sus clientes. Anteriormente, estas empresas habían intentado métodos tradicionales como encuestas en tablets o llamadas telefónicas meses después de la interacción inicial. Sin embargo, estos métodos resultaron ineficaces.
Una empresa en particular había implementado tablets en sus puntos de venta, pero enfrentaron problemas técnicos y los clientes no estaban familiarizados con la tecnología. Las tablets eran lentas, se colgaban y terminaban siendo una barrera en lugar de una ayuda. Además, las encuestas largas y estructuradas abrumaban a los clientes, quienes preferían una opción más libre y menos intrusiva.
La necesidad de capturar el componente emocional de la venta era crucial para ellos. Reconocían que la decisión de compra de una vivienda es altamente emocional y querían asegurarse de que sus ejecutivos estaban generando emociones positivas en los clientes.
Otro dolor recurrente fue el miedo a que los ejecutivos de ventas manipularan el feedback. Las empresas expresaban su preocupación de que los ejecutivos pudieran influir en los clientes para obtener calificaciones positivas o, peor aún, llenar las encuestas ellos mismos. Esto generaba desconfianza en la veracidad de los datos recopilados y complicaba la evaluación real del desempeño de sus equipos.
Este temor también estaba ligado a la resistencia de los clientes a proporcionar feedback en persona. Se reconocía que los clientes podrían sentirse inhibidos al dar su opinión si estaban en presencia del ejecutivo o de alguien de la empresa, lo que afectaría la sinceridad de sus respuestas.
En el sector tecnológico, nos encontramos con preocupaciones en torno a la integración técnica y la seguridad de los datos. Estas empresas, que trabajan con información sensible y clientes como bancos, necesitaban asegurar que cualquier herramienta nueva cumpliera con altos estándares de seguridad y pudiera integrarse sin problemas con sus sistemas existentes.
En el sector retail, nos topamos con empresas que se sentían frustradas con las herramientas de medición actuales. Una de ellas utilizaba una plataforma reconocida en el mercado, pero la encontraba burocrática y difícil de personalizar. Los cambios requerían procesos largos y complicados, y las soluciones no se adaptaban a sus necesidades específicas.
Además, estas empresas estaban lidiando con un exceso de encuestas de distintos proveedores, lo que generaba confusión tanto internamente como para sus clientes. Los altos costos y la baja calidad de algunos proveedores existentes añadían más leña al fuego. Incluso se decía que algunos informes proporcionados por algunos proveedores parecían confeccionados por alumnos en práctica.
Un denominador común fue el deseo de contar con herramientas más flexibles y adaptables. Las grandes empresas buscaban soluciones que pudieran ajustarse a sus procesos y que no implicaran una carga adicional en términos de recursos o tiempo.
Querían evitar abrumar a sus clientes con encuestas largas y buscaban métodos que permitieran obtener feedback genuino sin complicaciones. La posibilidad de personalizar la herramienta para que se ajustara a sus flujos de trabajo y cultura empresarial era un factor clave.
Las empresas tecnológicas con las que hablamos expresaron la necesidad de obtener insights reales de sus usuarios. Reconocían que estaban desarrollando productos basados en supuestos y no en las necesidades reales de sus clientes. Este dolor les impedía mejorar sus productos y ofrecer soluciones que realmente agregaran valor.
Buscaban orientación sobre cómo implementar procesos para obtener feedback, qué preguntas hacer y cómo enriquecer sus datos para tomar decisiones informadas.
Otro desafío fue la burocracia y las políticas internas que dificultaban la implementación de nuevas herramientas. Las empresas temían los obstáculos legales y administrativos al intentar introducir soluciones innovadoras como woku.
Las preocupaciones sobre la necesidad de cumplir con políticas de privacidad, términos y condiciones, y otros requisitos legales, a veces frenaban la adopción de soluciones que podrían mejorar significativamente sus procesos.
Este cambio en nuestra estrategia nos ha permitido entender más profundamente los dolores y necesidades de las grandes empresas. Durante las reuniones de ventas hemos aprendido que, aunque los desafíos son distintos a los de las startups y medianas empresas, las oportunidades de aportar valor son enormes.
Estas experiencias nos han impulsado a seguir adaptando y mejorando woku para ofrecer soluciones que aborden estos dolores específicos. Nos motiva saber que podemos ayudar a estas empresas a obtener feedback auténtico, a superar obstáculos internos y a ofrecer mejores experiencias a sus clientes.
Seguiremos escuchando, aprendiendo y adaptándonos para ser ese aliado que las grandes empresas necesitan en su camino hacia la excelencia en la experiencia del cliente.